El personaje elegido en esta ocasión es el gran pianista y compositor Dámaso Pérez Prado, al que sus amigos pusieron el apelativo "Care foca", cara de foca. Por suerte, el homenaje que le hacemos en nuestra sección se enfoca en su talento y en su contribución musical y no en su apariencia un tanto peculiar.
La descripción de su aspecto se encuentra en el portal Elveraz: "Era la época de las guayaberas y los zapatos de dos tonos, pero el propio Pérez Prado usaba ropa estrafalaria, sacos largos y zapatos con plataforma para disimular sus l.58 m. de estatura. Famosos fueron su bigote de chivera y el "bisoñé" que usaba en los últimos años" (Tomado de http://elveraz.com/articulo335.htm.)
Dámaso es natural de Matanzas, Cuba. Su fecha de nacimiento no es precisa, y la más aceptada es el 11 de diciembre de 1916. Su padre se desempeñaba como periodista y su madre fue maestra de escuela. Estudió piano clásico y órgano, y se inició como profesional con algunas de las orquestas locales.
Aproximadamente en 1940, Dámaso se trasladó a La Habana, donde hizo parte de algunos grupos musicales como el Cubaney de Pilderón, el de Paulina Álvarez, el de los Hermanos Palau, el de Julio Cueva y el de CMQ Radio. Estos grupos tocaban en sitios como el Pennsylvania, en la playa de Marinao, o el Kursaal, en la Habana Vieja.
Fue en esta circunstancia en la que conoció al cantante Orlando Guerra, conocido como "Cascarita", quien en 1942 lo recomendó a la Orquesta Casino de la Playa, que tocaba en un lugar con el mismo nombre y que estaba dirigida por Liduvino Pereira. También tuvo la oportunidad de hacer parte de la Sonora Matancera como pianista y arreglista. En efecto, empezó a hacerse conocido por sus espectaculares solos al piano.
Un poco después, Dámaso formó su propia agrupación, la cual llamó Conjunto Pérez Prado. En 1946 viajó a Argentina, Venezuela y Nueva York, donde hizo orquestaciones para el violinista catalán Xavier Cugat en el tema "Dice mi gallo", compuesto por Iván Fernández, y para los cantantes cubanos Desi Arnaz en "Juan pesca'o" y "El caimán", y para Miguelito Valdés en el tema "Negro soy", con música de Eliseo Grenet. En 1949 Pérez Prado viajó a México –donde vivió por varias décadas, allí realizó gran parte de su obra musical y murió– y trabajó con varias orquestas antes de fundar su gran banda y de firmar un contrato con la disquera RCA Victor, con la que grabó discos en 45, 78 y 33rpm.
Su orquesta se especializó en la composición de mambos. Por eso conviene precisar en qué consiste este estilo particular.
El mambo se originó a partir del danzón cubano, específicamente del tema "Mambo" de Orestes López. De ahí que al mambo también se le conociera como el "danzón de ritmo nuevo". Luego, a partir del mambo y como una variante con características propias, surgiría el chachachá como ritmo autónomo.
Pérez Prado le dio a su agrupación un sonido característico al realizar variaciones en la melodía, la armonía y el ritmo. Como todo proceso de innovación, las influencias son múltiples y sus fuentes son diversas. Es posible que los danzones con «mambo», los sones con «diablo» así como también el jazz y el swing hayan influido de una u otra forma en el nuevo ritmo. De acuerdo con escritor Leonardo Acosta, en el mambo de Pérez Prado también están presentes la guajira, la rumba y el danzón.
Respecto a la expresión "diablo" recién utilizada, el soporte del portal Elveraz es muy pertinente, pues se apoya en la autoridad de Tite Curet Alonso para precisar que el inventor del mambo no fue Pérez Prado: "Para escribir sus primeros mambos, [Dámaso] se nutrió de los llamados diablos (así llamaba Arsenio Rodriguez al mambo) del conjunto del ciego maravilloso, portador de una notable capacidad de improvisación y donde se hacía una especie de contrapunteo que Arsenio llamaba masacote" (Tomado de http://elveraz.com/articulo335.htm.) Esa precisión es importante para evitar atribuciones incorrectas. Pero de lo que no cabe duda es que, como se verá, fue Pérez Prado el que le dio al mambo la importancia histórica que ahora posee.
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El gran Benny Moré, quien cantó con la orquesta de Dámaso Pérez Prado lo decía en el tema "Locas Por El Mambo": "Quien inventó el mambo, que me sofoca/quien inventó el mambo, que a las mujeres las vuelve locas!/ ¿Quién inventó esa cosa loca?/Un chaparrito con cara de foca"; a decir del Benny, respecto al Mambo, todos los laureles son para Pérez Prado.
Una de las marcas distintivas de Dámaso es que los instrumentos musicales alternaban con sus gritos largo y breve –que suenan más o menos como "¡Aaaaaaahhhh!" y "¡Uh!" respectivamente– que lo hicieron famoso. Esos gritos eran una forma de dirigir su orquesta.
La gran participación de Pérez Prado en el cine –apareciendo en bandas sonoras de películas de Fellini y Almodóvar– le dio mucha popularidad e impulso al mambo, y propició su difusión internacional, haciendo muy famoso a ese ritmo cubano. Dámaso apareció en muchas películas producidas en el país azteca, con lo cual superó la radio y las fiestas privadas para establecerse en los bailes de salón.
Pero eso no fue todo, en 1950, Sonny Burke grabó "Mambo Jambo", una versión del tema "Qué Rico el Mambo" de Pérez Prado. Esta versión se convirtió en un gran éxito en los EE.UU, y terminó siendo el gancho para que al año siguiente Dámaso hiciera una gira por el país del norte. Su Orquesta realizó presentaciones en teatros colmados por fanáticos de su música que gozaban al compás de "Que Rico el Mambo", "Mambo No. 5", "Mambo No. 8" y "Cherry Pink and Apple Blossom White," un chachachá que alcanzó el primer lugar en las listas musicales en EE.UU. y Europa en 1955.
El período de mayor éxito del mambo abarcó la primera mitad de los 50. Pérez Prado fue quizás el primero en alcanzar grandes audiencias no latinas. "La gran era del mambo en Nueva York puede fijarse en una fecha: 1952, cuando las bandas de Tito Puente, Tito Rodríguez y Frank Grillo (Machito) se presentaban en el Palladium, mientras Pérez Prado con su orquesta recorría el país de costa a costa en los Estados Unidos." (Tomado de http://www.ecured.cu/index.php/D%C3%A1maso_P%C3%A9rez_Prado.)
Durante los años 60, Pérez Prado creó otros ritmos como el dengue, el suby, el pau pau, el taconazo, la culeta, la chunga, el mambo-twist, el rockamambo. Ninguno alcanzó el éxito obtenido por el mambo, pero sin prueba del enorme talento y la incansable curiosidad de nuestro homenajeado.
Con la controversia ya señalada en torno a la creación del mambo, conviene insistir en que si no es Pérez Prado el Creador, por lo menos sí se le tiene que atribuir el hecho de haberle realizado algunas variantes al agregarle metales –trompetas, trombones y saxofones– al conocido ritmo, y de colocar en el concierto internacional al ritmo del mambo, y con el mambo, a toda la Máxima Expresión del Barrio Latino.
Su muerte fue ocasionada por un infarto el 14 de septiembre de 1989 en Ciudad de México.
Es, por tanto, a Dámaso Pérez Prado, el músico, compositor y actor cubano, a quien recordamos en estas páginas, rindiéndole un homenaje por todo su aporte a la cultura de nuestra música latina.
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